jueves, 3 de mayo de 2012

Atada pero volé

El amor si no es libre sigue siendo amor?
Y por no querer atarme a tus piernas me dejaste tirada tragando salitre en esta jaula sin rejas pero con fachada. Que sabes, me gustaba más la de antes, caía igual pero convencía de lo contrario.
Sigo anclada en el mismo punto, paseándome por esta  herida que esta más viva que yo. En lo inútil de llorarte. Hay lágrimas que no merece nadie. Esas que rebosan todos los límites y aunque parezcan más, son solo dos: la del querer y la del no poder. El resto se van con un poco de agua en la cara y ron en las venas. Lo sabes mejor que yo. Por eso ni te conmovió rozar mi dejadez. No perdías nada intentándolo con ese aire tuyo de que las cosas no van contigo, de que cargas con el mundo y que no te pesa. Pero estas dos no estaban cuando nos miramos diferente, y echaste los papeles al suelo para que no lo tocásemos del todo. Y lo conseguiste. Aunque no te lo creas.

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