domingo, 13 de mayo de 2012

Pasa

Llevo cuatro meses sin abrir los ojos todo lo que me gustaría y sigue sin aparecer. Suerte que me aguantas tu.
No estuve cuando lo necesitabas pero es que yo no estoy nunca. Me paso las noches empapada en vodka para aparecer en cualquier piso del que me voy al instante que me piden que vuelva.
A ratos miras demasiado, te pones enfrente de mi y ni parpadeas no vayas a perderte una fiesta mientras lo haces. Parece que resuelvas logaritmos naturales cuando sabes que en estos casos la variable tiende siempre al infinito y que no hablamos de matemáticas. Pero insistes y ves lo que no hay; como si pudieras intuir algo bueno más allá de mis excesos, de mis límites y encontraras un sentido concreto a todos mis tropiezos.
No nos entendemos porque usas palabras como axioma, euclídeo, andar y paciencia. Pero adoro tu calma, la tranquilidad de que nada malo puede suceder si mientas me acaricias la nuca sé que te estas riendo. La lucha que llevas para conseguir lo que quieres "antes no me rindo yo, tu ya te has podrido dos veces" Y me haces reír para darte la razón.
Gestos que murmuran lo que no sé descifrar porque estudié mal y tarde. Y aún así, sabes que no vas a llegar al verano y lo aceptas porque crees que vale la pena. Tu también crees que valgo la pena. Gracias. Yo lo único creo es que ella no regresa porque lo imposible tarda un poco más.

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