martes, 22 de mayo de 2012

Soñar es gratis (dejar de hacerlo no tanto)

No me llames Noviembre que suena a muy poco. Ni Abril que suena a completo pero fue mentira. No quiero que me acaricies la cintura como si no quisieras romperme porque cuanto más lo intentas menos lo consigues. Y me rompes. Ya no quiero que hagas invisibles mis condicionales ni que me despiertes con un beso en el párpado. No quiero verte volver con el paso caduco y que me pidas que me quede, que te dé otro as en el que puedas sostenerte. Que estemos hablando y me pidas porques, porque los encontraría.
Antes de marcharme quería decirte que sé las caricias que te debo, las que me enseñaron en dos días lo que desaprendí en dos años. Lo siento. No es pedir perdón por lo que nunca creí mal hecho, es disculparme por no haber estado a tu altura, es devolverte la bandera la blanca y las tres notas. Enterrar el hacha que sólo empuñé yo porque fui la única que cumplió las normas; que jugar sin morir o matar, no es jugar. Y nada quedó tan intacto. Me alejo con las manos en los bolsillos, estampando la mirada al suelo, esperando que con los mismos miedos que tiene todo el mundo, tu seas más feliz, simplemente porque te lo mereces.




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