miércoles, 25 de abril de 2012

Lo que no viste

Mi dedo pulsando un ático. Yo fingiendo tan mal como siempre el miedo. Esperando que rezar sirva de algo y me abras la puerta.
Deseo que el ascensor me deje hasta tu cama porque no voy a saber andar por ese maldito pasillo largo, en el que me convierto en un material endeble incapaz de pisar el mismo suelo que tú. Puedes darte la vuelta y marcharte, pienso. Pero ya he escuchado tu voz y siento como se me aflojan las rodillas. La aorta vuelve a latir sangre y el veneno lo fulminaste cuando te vi sonreír.
Desacreditas cada uno de mis noes con solo rozarme y yo aun no te he dicho ni hola; como si cada centímetro de mi piel pegada a la tuya tuviera otro nombre. Te veo anochecer así;  en dos colores, sin contrastes, perfilada y tu hombro izquierdo a la intemperie. Y de fondo, todo ese ruido que hacen la verdad y el tiempo cuando se juntan para cerrar la última puerta.

1 comentario:

  1. RUEGO


    Señor
    es verdad lo que dicen
    he enloquecido como un confuso mar
    de gatos multicolores.

    Y es ella el origen de mi locura
    su negación a todo
    su costumbre de cerrar los brazos
    antes del abrazo
    sus sentencias
    sus coqueteos de estrella fugaz
    el cerrojo que pone a su pecho.

    Toda ella me tiene perdido
    porque ella es todo
    y yo un débil poema.

    Señor
    el amor cayó de tu mesa de trabajo
    estando aún inconcluso
    por eso es un fulgor indomable
    que me llena de espejismos como a un náufrago.

    Dime,
    qué harás para salvarme?

    ResponderEliminar